Semana 34 del 21 al 28 de agosto N 42º 30´ 13 O 3º 02´47 Leiva, La Rioja, España

Sienta bien volver a casa por verano, o por navidad, o cualquier día del año. Sienta bien. Aunque uno se siente extraño y a la vez cercano. Es algo raro, la vida ha seguido sin ti, pero sigue igual. Nada ha cambiado pero a la vez te has perdido vivencias y cosas que de otra manera formarían parte de tu historia, en vez de ser mero oyente. Pero también pasa al revés, tu te conviertes narrador en la historia de otros oyentes.

Pero no es solo por emigrar, eso también forma parte de la independencia, a veces en tu misma ciudad, forma parte de crecer, de madurar.


El caso es que da igual, he pasado unos días de vacaciones en el pueblito bueno, y que bien sienta.
Le he hecho caso al móvil pero no se lo he hecho, quizás más a la cámara porque mi móvil es una patata. No va bien, pero da igual. No me siento tan atada a el como antes.

Cada vez decido disfrutar mas y compartir menos, no se, una no se siente casi en la obligación de compartir cada cosa que hace, cada comida que come, eso hace que no se saboree, que no se disfrute.

Pero como ya os digo, la cámara, esa si que la he usado, a veces...

Un viaje en Globo

Mi ama nos regalo a mi hermana, a mi y cuñado incluido, un viaje en globo por la comarca del pueblito bueno. El viaje corrió a cargo de Globos Estratos, una empresa dedicada a proveer estas experiencias a todo aquel que decida aventurarse a viajar despacio y en silencio a unos cuantos metros de altura.

Digo en silencio, porque allí arriba, es calma absoluta, paz... indescriptible la experiencia.

Campos amarillos con el trigo recogido, algunas montañas al fondo con un trazas de niebla... Pensaba que iba a dar más miedo o más vértigo, ni mucho menos. Ver la estructura de una ermita desde el cielo, o corzos salvajes correr debajo de tu pies, y sobre todo sobrevolar Santo Domingo de La Calzada, donde cuenta la leyenda dice que cantó la gallina después de asada.



Salimos bien prontito, sobre las 8 de la mañana, lo que significa que el sol también se había despertado hace no mucho, iluminaba con destellos naranjas, de esos que te iluminan la cara mejor que cualquier maquillaje, entre viñas y campos de trigo, iban preparando los globos mientras nuestros ojos eran participes del espectáculo previo. No me sentí nerviosa ni nada, no se si porque llevaba ya casi un día viajando y apenas había dormido, o por que los preparativos, el sol, la calma matutina, todo ayudaba a relajarse. Estaba emocionada, eso no lo voy a negar, primero porque el encuentro familiar que se había producido una hora antes, y segundo por la experiencia de viajar en globo por primera vez. 

Preparadas las cestas y los globos a pleno pulmón, comenzaba la aventura. El despegue fue rápido, en realidad, te dejas llevar por el viento, risas, nervios, saludos desde las alturas, y calma. Entonces empieza la calma, y el silencio, y los ojos avizores observando el paisaje, la altura. "Pues no da tanta impresión" decía uno. Cámara en mano intenté captar lo posible, pero mis ojos querían disfrutar más del horizonte, de jugar a ver si veo y he visto... de observar. 







Dos horas largas igual un poco más, no recuerdo; sobrevolando esta zona de La Rioja Alta, donde alguna que otra viña se mezcla con grandes trigales y alguna que otra plantación de opiáceas. Llegué tarde para verlas, pues ya las habían recogido, pero me comentaron que era impresionante ver los campos llenos de adormideras blancas, muy parecidas a las amapolas pero de otro color. 

Me sorprendió la cantidad de corzos que vi saltar salvajes entre los campos, no es que hay mucho árbol por esta zona, quitando los adyacentes al río Tirón, pero la sensación de verlos revolotear, saltar y correr libres a vista de pájaro, y con ese silencio... El silencio no se me va a olvidar nunca. 

El viento decidió que también sobrevolaríamos Santo Domingo de la Calzada, para aterrizar justo en un descampado por el que atravesaba el Camino de Santiago.

El aterrizaje fue algo más movido, ya que la cesta cayó de pie, pero volcamos así que salimos cual gusanitos arrastrándonos por el suelo, para a su vez, ser los protagonistas de algún que otro instagram  o stories de los peregrinos que justo pasaban por ahí.

Para acabar la jornada y esta experiencia nada como un vinito y un poco de picoteo a la sobra de una ermita. 





Kayak por el rio Ebro

Otra actividad que hice esta vez de la mano de mi hermana y cuñado fue kayak, pero esta fue sin cámaras. Desde Haro hasta las lagunas de Labastida por el río Ebro. En este caso organizado por OjaSport  14 años llevan haciéndolo y yo sin enterarme, pero bueno. Nunca es tarde.

Esta como os digo, fue sin cámaras, sin documento gráfico, solo la retina, la experiencia y el recuerdo. El miedo de seguro que yo vuelco, estuvo presente pero no le deje asomarse mucho.

Justo nos metimos en el agua en un puente, y hasta que conseguí controlar un poco lo de las direcciones, siempre estaba dando vueltas al pilar. Tanto que el monitor me dijo una vez, mira que es ancho el Ebro que estas siempre en el mismo pilar. Cosas de conducir sin carnet supongo.

Pero salí de ahí, y conseguir dominar la fiera, no la del kayak, eso es física pura, sino la fiera interior, esa que todos tenemos dentro, que se alimenta de miedo, de nerviosismo, de seguro que yo zozobro, y no por la fuerza del viento exactamente, sino por la de mis hombros. "Si mueves los hombros, te caes" me dijó él, "tienes que hacerlo todo con movimiento de cadera", y eso hice, recordé cuando jugaba al Hulahoop, y a mover cadera todo el rato. 

Mi fiera se placo, y me uní al grupo, entre aguas verdes profundas, sonido de agua cayendo, verdes arboles en las laderas, con el sol filtrándose en pequeños rayos entre las hojas.

A la derecha, a la izquierda, derecha, izquierda, controle el remo y seguí adelante, firme y segura, pero de repente, me encontré con la fuerza con la que el Tirón sale a mezclar sus aguas con las del Ebro y  mi linea recta se convirtió en diagonal y chocaba contra la orilla, chocaba sin miedo, no intentaba frenarme ni nada, simplemente me dejaba llevar, para luego dar marcha atrás y reincorporarme.

Esa fue la primera vez, la primera orilla, luego vinieron más, algunas solo con la tierra, otras con un tronco muerto, y las que más con ramas llenas de hojas revoloteando. Me las comí todas. Cuñado decía que siempre que me miraba, estaba en alguna orilla, Creo que eso le dio más emoción a mi travesía. Y mi fiera interior seguía ahí, esperando el momento, pero yo no la dejaba. Yo me decía a mi misma, "Venga Martita que tu puedes". Y ojo que me lo decía en voz alta. Como si alguien me estuviese animando, impulsándome y combatiendo conmigo contra el ejercito de miedos internos.

Y entonces llegaron los rápidos. y el monitor nos dio instrucciones por donde debíamos pasar, que ola (olita) coger, y como intentar no volcar, y no sé si por que me vio en muchas orillas, o porque cuando entra agua en el Kayak tras el volcado, toca vaciarlo y eso lleva tiempo, que decidió que yo fuese la primera. Y mi fiera dijo, "esta vez la pifias nena", y mis voces decían, "Venga Martita, a por los rápidos" Y ahí que fui, a por todas, apoye bien las rodillas en los laterales de mi canoa, sujete con firmeza mi remo, levante la vista y fui decidida. El agua sonaba desafiante, y veía los saltitos que hacia, la punta de la canoa se acercaba, el agua seguía borbotando y note como me movía para los lados con fuerza, pero mi mirada iba más adelante, iba al final, mis brazos seguían su ritmo, derecha, izquierda, derecha, izquierda, no perdía el ritmo, como un metrónomo, tic tac, tic tac, y el pulso se me acelero. La fiera expandía nerviosismo por todas mis venas, pero yo seguía decidida, tic tac, tic tac, y entonces la canoa se elevo un poco más, vi más agua, una olita que empezó a ganar un poco de altura, y la canoa se movía para los lados, más rápida, más a merced del agua, y yo miraba al frente, y note fresco, note humedad, agua en mis rodillas, en mis pies, y en mis ojos, y pestañeé porque solo eran tres gotas. Y en ese suspiro, en ese abrir y cerrar de ojos, había pasado mi primer rápido. Solo habían sido unas gotas en mis ojos, solo un poco de agua en mis piernas, solo una olita que entro desafiante.

Había pasado, mi fiera se retiro abatida ante la derrota de la batalla, y mi ego creció, mi autoestima creció, mi poder creció. Había pasado. Y entonces deje la canoa en punto muerto para disfrutar de más agua en calma, más arboles ondeando al viento, más rayos de sol que se colaban entre la hojas. Del ruido de los pajaritos, de las garzas imperiales planeando a ras del agua. Disfrute de la calma, de ser observadora de la vida del río, testigo de los troncos caídos. Testigo de la vida.

Pero no todo había pasado, esos rápidos solo eran unos, ahora venían otros más, donde el monitor repitió que el 80% de las gente vuelca. Fue oír esto y mi fiera resurgió esperanzadora.
Teníamos que pasar entre la orilla y un tronco, justo en medio, y otra vez me eligió a mi para ser la primera, y yo crecida por mi experiencia anterior, fortalecida por mi logro, ahí que fui, y fui bien, y esquive el tronco, pero me comí todas la ramas, todas la hojas, que me atacaban, como los molinos a Don Quijote, pero decidí no pestañear, y me oí decirme en voz alta "Venga Martita, sin miedo, vamos para adelante". Y sin pestañear, seguí mirando al frente, esquivando las embestidas del agua, siendo atacada por más ramas pero lo atravesé, lo logre de nuevo, sin volcar, con marcas en los brazos testigos de la batalla pero lo logré, y mi fiera interior, mi miedo, volvió a retroceder, cada vez más pequeño, cada vez con menos fuerza.
Lo había logrado y sin volcar.

Es curioso como actúa el miedo, te bloquea, te paraliza y tu dices que no. Y no solo cuando estas en plena acción, sino antes, incluso mucho antes, incluso cuando surge la idea. Y tu te dejas llevar y dices no. Y entonces un día, después de mucho tiempo te das cuenta de todas las cosas que te has perdido por decir que no, por miedo, por complejos, por pereza, por todo. El miedo tiene muchas formas, y te las arrebata todas para colarse e impedirte avanzar. Pero una vez que luchas contra el, firme y con decisión, ves que cada vez se hace más pequeño.

Ojo que no hablo de tirarnos de un avión sin paracaídas, que ahí la palmas fijo. Sino de pequeñas cosas, pequeños avances que poco a poco te dan más fuerza, más seguridad en tí misma y más autoestima.

Un pueblo nuevo

Otra de las cosas que he hecho ha sido visitar un pueblo nuevo, bueno no es nuevo, pero nunca había estado. Es curioso como muchas veces, nos aferramos en viajar en ver mundo y ni siquiera hemos estado en los pueblos cercanos. Eso también es mundo. Dicen que viajar abre la mente, y es cierto, pero también la abre hablar con gente de lugares cercanos, leer, conversar con gente con otras opiniones. Lo que abre la mente, es ser abierto, curioso, aventurero, observador, y eso es apto para todos los bolsillos. Como dicen mis queridos cuentis "Stay hungry, stay tunned"

En concreto el pueblo que visite se llama Pradillo, y esta en una zona conocida como Los Cameros, ahi esta mi otro pueblo, al que ya no voy, pero del que alguna vez os he hablado y donde descubrí el sabor de la libertad, del de coger renacuajos en el pilón de las vacas, donde llevar las peores ropas, y donde correr como heidi por los montes rodeada por los perros de mi abuelo o acompañarle a llevar sal a las yeguas.

Pues Pradillo es más pueblo, no tan salvaje como el mio. De grandes casonas de piedra y donde una vez al año decoran sus balcones de Almazuelas, que es como el Patchwork pero con su propia historia en La Rioja.

Recorrimos sus callejuegas observando la exposición abierta, disfrutando de la compañía de mis padres, para acabar comiendo en un sitio precioso en Venta de Panzares con el característico paisaje de las Peñas de Bajenza y Moros entre otras. Otro día quizás os hable de ellas, pero por hoy creo que ya he hablado bastante.









Como veis, todo no es vino en La Rioja. hay muchas más cosas que se pueden hacer, que a priori pueden sonar exóticas pero seguro que si buscas un poco, seguro que en tu ciudad, zona y área también puedes hacer, descubrir nuevos sitios y placar tu fiera y miedo interior.
Chin Chin

Feliz Jueves 

Post Data
Enl el globo también nos dieron una copita de champán
fue el culpable del  efecto woauw